Nos alejamos un poco de Budapest para meternos en Esztergom, Visegrád y Szentendre. Parece la delantera de la selección de fútbol de Hungría pero no lo es, son las ciudades que integran el recorrido “El recodo del Danubio”. Este tour es imprescindible para admirar la arquitectura y naturaleza húngaras y seguir sorprendiéndose con uno de los ríos más bellos del planeta y la atmósfera que genera a su paso: el Danubio.
⭐️En este post te contamos:
- ¿Qué es el Recodo del Danubio?
- ¿Vale la pena hacer la excursión al Recodo del Danubio?
- ¿Cuánto dura el tour por el Recodo del Danubio?
- ¿Cuál es el pueblo más pintoresco del Recodo del Danubio?
- Las mejores excursiones para recorrer Esztergom, Visegrád y Szentendre desde Budapest
- Nuestro itinerario por los pueblos cerca de Budapest
¿Qué es el Recodo del Danubio?
El Recodo del Danubio es una curva majestuosa que hace el río a unos 50 km al norte de Budapest, entre colinas verdes y paisajes de postal. A lo largo de esa curva están tres pueblos encantadores que vale la pena visitar: Esztergom, Visegrád y Szentendre. Cada uno tiene su historia, su estilo y su magia. Es una excursión ideal para salir del bullicio de la ciudad y conectar con la naturaleza, la historia y la cultura húngara.
¿Vale la pena hacer la excursión al Recodo del Danubio?
Sí, completamente. Es una forma maravillosa de conocer otro costado de Hungría en un solo día. Visitás tres pueblos bien distintos, cruzás a Eslovaquia por un ratito, tenés vistas panorámicas espectaculares del río Danubio y podés saborear (literalmente) la vida local. A nosotros nos encantó y la recomendamos especialmente si ya estuviste en Budapest unos días y querés algo diferente, con ritmo más relajado pero igual de rico en experiencias.
¿Cuánto dura el tour por el Recodo del Danubio?
La excursión completa dura unas 8 horas, saliendo por la mañana y regresando por la tarde. Durante el recorrido, se visitan Esztergom, Visegrád (con parada para almorzar) y Szentendre. Hay explicaciones históricas, paradas técnicas, tiempo libre para recorrer y hasta un mini cruce de frontera a Eslovaquia. Es un día completo, pero se pasa volando.
¿Cuál es el pueblo más pintoresco del Recodo del Danubio?
Szentendre, sin dudas. Lo llaman el “Pueblo de los Artistas” por su aire bohemio, sus casitas de colores pastel, las callecitas empedradas y la vibra creativa que se respira. Es donde más tiempo libre te dan, y lo aprovechamos para perdernos sin apuro, tomar un cafecito al sol y absorber la tranquilidad del lugar. Es el broche de oro perfecto para terminar el recorrido.
Las mejores excursiones para recorrer Esztergom, Visegrád y Szentendre desde Budapest
- Excursión a Esztergom, Visegrád y Szentendre: La excursión a Esztergom, Visegrád y Szentendre desde Budapest es una oportunidad para conocer tres hermosas ciudades a orillas del Danubio. El tour incluye visitas a la Basílica de Esztergom, el Castillo de Visegrád y la pintoresca ciudad de Szentendre. El recorrido es guiado en español, dura aproximadamente 8.5 horas y ofrece transporte en autobús y barco (según la temporada). Es ideal para quienes quieren explorar más allá de Budapest. La actividad no incluye comidas y bebidas, y no es accesible en silla de ruedas. Este es el tour que contratamos nosotros. El precio es de 72 euros.
- Pueden ver más detalles y reservar aquí.
- Crucero de un día por Szentendre desde Budapest: Este tour ofrece un viaje en crucero desde Budapest hasta la pintoresca ciudad de Szentendre. Durante el trayecto, podrás disfrutar de vistas espectaculares del río Danubio y de los paisajes aledaños. Al llegar a Szentendre, tendrás tiempo libre para explorar sus calles empedradas, tiendas de arte y cafés encantadores. Dura aproximadamente 7.5 horas y no incluye comidas ni bebidas, pero su precio es inmejorable: 15,30 euros!
- Pueden ver más detalles y reservar aquí.
- Desde Budapest curva del Danubio y Szentendre con almuerzo: Esta opción ofrece una experiencia completa del Recodo del Danubio, una de las regiones más pintorescas de Hungría. Durante esta excursión, visitarás tres importantes ciudades a lo largo del Danubio: Esztergom, Visegrád y Szentendre. La excursión incluye visitas a sitios históricos y culturales, además de un viaje en barco en el Danubio. Esta alternativa es muy similar a la primera, pero la ventaja es que incluye una comida de tres pasos en el precio. Vale 95 euros.
- Pueden ver más detalles y reservar aquí.
Para saber más sobre Budapest, lean nuestro post Budapest: El Combo Perfecto.

Nuestro itinerario por los pueblos cerca de Budapest
A la hora pactada, apareció Blas con su sonrisa de siempre, la radio bajita y una energía que nos acompañaría durante todo el recorrido. Guía y chofer de Cityrama, húngaro de pura cepa, se movía entre chistes y anécdotas como si estuviéramos de sobremesa. Bastó un par de minutos para que ya estuviéramos todos riéndonos. Compartíamos la excursión con una pareja de españoles: él, fanático incondicional de la gaseosa más famosa del mundo, no pudo esperar ni 10 minutos y “obligó” a frenar en un supermercado solo para conseguir una Coca Cola eslovaca. Ella, tranquila y enamorada, cuidaba ese souvenir como quien custodia una reliquia. Cuando le pedimos verla, la mostró a medio metro de distancia, como si fuera de cristal. Blas, con esa chispa que lo caracteriza, se sumó al juego ofreciéndonos probar la Kofola, la alternativa checa. “Es solo para valientes”, nos advirtió. Spoiler: no nos animamos.
Esztergom: una postal en la frontera

Con el Danubio guiándonos como un hilo de seda entre colinas, llegamos a Esztergom, primera parada del día y joya fronteriza. A solo 50 kilómetros al norte de Budapest, esta ciudad de poco menos de 30 mil habitantes respira historia por cada piedra de su casco antiguo. Aquí fue coronado Esteban I, el primer rey de Hungría en el año 1000, y durante siglos fue epicentro político y religioso del país.
La estrella indiscutible es su majestuosa Basílica, la más grande del país. Sus dimensiones imponen respeto: 118 metros de largo, 48 de ancho y una cúpula que parece rozar el cielo. Es también lugar de descanso del cardenal József Mindszenty, ícono de resistencia frente a los regímenes que marcaron el siglo XX.
Desde allí cruzamos el puente hacia Eslovaquia: una mini escapada internacional en tiempo récord, recompensada con una vista panorámica inmejorable del templo desde la otra orilla. El Danubio, omnipresente, parecía acariciar ambos países con la misma ternura.
Visegrád: curvas, historia y fuego en el paladar

El camino hacia Visegrád se volvió más sinuoso y empinado. Advertencia para viajeros propensos al mareo: este tramo del recorrido es movido, lleno de curvas cerradas y subidas que te hacen sentir como en una montaña rusa entre bosques. Pero el paisaje lo compensa todo. Verde por donde se mire, con árboles que parecían pintados con marcador fosforescente.
Visegrád es diminuto, pero poderoso. Con sus 33 km² guarda un legado de reyes y batallas. En el siglo XIV, fue residencia veraniega de la realeza húngara y escenario de la histórica reunión entre los monarcas de Hungría, Polonia y Bohemia, una alianza para frenar el avance de los Habsburgo. Desde su ciudadela en lo alto, la vista es de película: el Danubio serpenteando entre montañas, los bosques infinitos y ese aire medieval que parece resistirse al paso del tiempo.
El almuerzo fue en el elegante hotel Sirály, donde la estética nos hizo creer que estábamos por tener una experiencia gourmet… hasta que llegó el goulash. Después del primer bocado, lo miré a Rodri —mi hermano, compañero de viajes y sufrimientos gastronómicos—. No hacía falta hablar: estaba tan picante que no había agua que lo apagara. Al parecer, a alguien en la cocina se le fue la mano con el pimentón. El mozo, entre disculpas, se lo llevó al mismísimo Blas para que lo pruebe. El veredicto fue unánime: incomible. Como compensación, nos ganamos un postre gratis y otra anécdota para el blog.
Szentendre: la bohemia a orillas del Danubio

Después del subidón de Visegrád, Szentendre fue un bálsamo. La ciudad bohemia, conocida como la “Pueblo de los Artistas”, fue nuestra última parada. Calles adoquinadas, casitas de colores pastel y rincones que piden a gritos una foto (o muchas). Aquí el Danubio se siente más íntimo, como si sus aguas calmas invitaran a bajar el ritmo.
Nos dieron más tiempo libre que en el resto del recorrido, y lo aprovechamos al máximo. Caminamos sin mapa, nos perdimos a propósito entre callejones llenos de arte, nos sentamos a tomar un café en una terraza bajo el sol húngaro y simplemente disfrutamos. En la Plaza Mayor, la cruz barroca erigida por comerciantes serbios como agradecimiento por haber sobrevivido a la peste en 1763 nos recordó que cada rincón tiene una historia.
Si estás en Budapest y querés sumarle una pincelada de historia, paisajes y cultura a tu viaje, no lo dudes: el tour de ocho horas por el Recodo del Danubio vale cada minuto. Es una forma hermosa de explorar un pedacito del alma húngara fuera del ruido urbano. Y si te toca Blas como guía, mejor aún: te vas a reír, vas a aprender y, seguro, te vas a llevar alguna que otra historia con sabor picante.
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