Berlín es historia viva, cultura vibrante y modernidad en cada rincón. Si estás planeando un viaje a la capital alemana, en esta guía te contamos qué hacer en Berlín en 4 días, con un itinerario pensado para exprimir cada jornada. Desde el icónico Muro hasta los bares escondidos de Kreuzberg, acá vas a encontrar los imprescindibles y algunos secretos que no aparecen en todas las guías.
En 2016 tuve la suerte de explorar Berlín por segunda vez. Ya había conocido lo clásico como su Muro y la Puerta de Brandenburgo y me habían quedado lugares como el Parlamento y el barrio turco. Puedo asegurar que Berlín es una ciudad que nunca deja de sorprender.
Free Tour por Berlín: La Mejor Forma de Conocer la Ciudad
Si hay una ciudad que merece ser explorada a fondo, esa es Berlín. Su historia, cultura y espíritu moderno se fusionan para crear un destino fascinante. Y la mejor manera de empaparse de todo eso sin gastar de más es haciendo un free tour. ¡Civitatis tiene opciones geniales para descubrir Berlín de manera entretenida y en español!
Free tour por Berlín
Este es el clásico que no puede faltar en tu visita. Durante 3 horas y 30 minutos, recorrerás los lugares más icónicos de la ciudad junto a un guía en español que te contará historias que te van a dejar con la boca abierta. ¿Qué vas a ver? Desde el impresionante Monumento al Holocausto hasta la histórica Bebelplatz. Ideal para quienes visitan Berlín por primera vez y quieren llevarse una idea general de su esencia.
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Free tour del Muro de Berlín y la Guerra Fría
Si te interesa la historia reciente y los momentos más duros de la ciudad, este tour es para vos. Durante 3 horas y 30 minutos, descubrirás cómo era la vida dividida por el Muro y todos los detalles sobre la Guerra Fría. El guía te llevará por los puntos clave mientras te cuenta cómo esta época dejó su huella en la capital alemana. Eso sí, no te olvides de llevar un billete de transporte AB válido por al menos dos horas, porque lo vas a necesitar.
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Free tour de los Misterios y Leyendas de Berlín
¿Te gustan las historias intrigantes y un poco escalofriantes? Entonces este tour es tu mejor opción. Durante 3 horas, vas a recorrer rincones menos conocidos de Berlín mientras el guía te cuenta misterios y leyendas urbanas que le dan un toque diferente a la ciudad. Ideal para los que disfrutan de lo oculto y lo curioso.
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¿Cuántos días se recomienda estar en Berlín?
Berlín es una ciudad enorme y llena de historia, cultura y rincones únicos. Para conocer lo más importante sin correr de un lado a otro, lo ideal es quedarse al menos 3 o 4 días. Este tiempo te permite recorrer sus atracciones principales, como la Puerta de Brandeburgo, el Muro de Berlín, la Isla de los Museos y, claro, darte el lujo de perderte por barrios como Kreuzberg o Prenzlauer Berg.
Ahora bien, ¿4 días en Berlín son demasiado tiempo? ¡Para nada! De hecho, muchos viajeros coinciden en que incluso es poco si querés profundizar en su historia o conocer su lado más alternativo. Con 4 días podés combinar los clásicos con visitas más específicas, como explorar museos o hacer alguno de los free tours que te recomendamos. Además, te va a dar tiempo para probar la gastronomía local y sentir el verdadero pulso berlinés.
Alexanderplatz: el centro de la ciudad
Alexanderplatz es uno de los puntos neurálgicos de Berlín. Su nombre homenajea a Alejandro I de Rusia, quien visitó la ciudad en 1805. Antiguamente, era un mercado de ganado y, con los años, se transformó en un epicentro comercial y cultural.
En la plaza destaca la Torre de TV de 365 metros, un ícono de la época comunista que todavía marca el skyline de Berlín. Desde su mirador se obtiene una vista panorámica inigualable. Muy cerca, el Rotes Rathaus (Ayuntamiento Rojo) y el barrio de Nicolás, la zona más antigua de la ciudad, son paradas obligatorias.
¿Dónde comer? Frente a las grandes tiendas hay puestos donde podés probar las mejores salchichas alemanas y cerveza tirada por solo 2 euros.
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Caminar por la cúpula del Bundestag: una vista única de Berlín
El Reichstag, sede del Parlamento Alemán, combina arquitectura clásica con modernidad. Su cúpula de cristal, diseñada por Norman Foster, ofrece una vista espectacular de la ciudad. La entrada es gratuita, pero es obligatorio registrarse con anticipación.
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Gendarmen Mark: la plaza más bonita de Berlín
La Gendarmenmarkt -1701- o la plaza de los gendarmes es donde en 1780 Federico II construye las dos torres gemelas: una luterana y otra calvinista que en principio no tenían función eclesiástica ya que sólo estaban para decorar la plaza.
Allí, en 1838 se levantó el primer teatro de lo que era Prusia en la que se estrena por primera vez una obra en alemán bajo el gobierno de Federico Guillermo IV, el romántico, que es el que patrocina el idioma alemán tanto en la Corte como en el teatro. Hasta entonces en la Corte siempre se hablaba en francés. Los reyes prusianos consideraban el idioma alemán muy basto, no digno de ser hablado. El primer autor que estrena una obra en alemán es Schiller. “Están ustedes ante una reconstrucción que tardó 42 años –desde 1945 hasta 1987- ya que la plaza fue destruida en la 2GM. Eso sí, es una de las mejores reconstrucciones de Alemania”, sostiene Paco. Lo único que sobrevivió a la guerra fue la torre francesa.
Street Art en Hackescher Markt: no sigas de largo
Si te gusta el arte urbano es uno de los imperdibles, y tenés que tener el dato porque de afuera no dice nada, seguís de largo –literal-. Este fascinante lugar es un gran patio de donde salen cabezas de las paredes, hay maniquíes pop, y un gran mural pixelado con la cara de Ana Frank. Una vez atravesado el patio, grandes escaleras, paredes pintadas, graffiteadas e intervenidas artísticamente invitan a entrar a un mercado under donde hay libros, cuadros, remeras y algunos souvenirs. Señoras y señores: aquí está prohibido sacar fotos.
📍 ¿Cómo llegar? Caminar por la Rosenthaler Straße, al lado de Cinema Café se encontrarán con este gran patio lleno de exposiciones, cafés y librerías.
Puerta de Brandenburgo: pasado, presente y futuro
Inspirado en la Acrópolis de Atenas, Carl Langhans, arquitecto alemán, diseñó la Puerta de Brandenburgo en 1791, una de los pocos monumentos que sobrevivió a la 2GM y fue testigo de la historia que atravesó y atraviesa a Berlín. Napoleón la cruzó en 1806, los nazis marcharon por la Puerta en 1933 y los alemanes festejaron la caída del muro en 1989. Hoy el símbolo de la capital alemana es lugar de reunión para festejos deportivos. El que fue a Berlín y no se sacó la foto en la Puerta definitivamente no fue a Berlín.
El Memorial del Holocausto (Memorial a los Judíos Asesinados de Europa)
El Memorial del Holocausto está ubicado cerca de la Puerta de Brandenburgo y consta de 2,711 bloques de concreto de diferentes alturas que simbolizan el sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Es un lugar solemne que invita a la reflexión y al recuerdo histórico.
Bernauer Strasse: el Memorial del Muro de Berlín
Fue testigo de múltiples intentos de fuga, algunos plasmados en sus enormes paredes a modo de memorial. Después de contemplar los murales fuimos hasta el trozo del muro, todavía en pie que está frente al memorial. Pararse frente a semejante bloque de hormigón nos dio una idea de lo creativo -además de corajudo- que había que ser para pasar al otro lado.
Además del muro había torres de vigilancia, soldados caminando de un lado al otro, perros policía, fosas a ambos lados, y la orden de tirar a matar a quien intentase cruzarlo. Ya dentro del memorial pudimos escuchar testimonios de sobrevivientes, ver el armado del muro que empezó con alambres de púa, ver y escuchar documentación y observar elementos cotidianos de la época.
Kreuzberg: el barrio turco
Kreuzberg invita a sumergirse en su historia, cultura, música y gastronomía: restaurantes, locales de ropa típica y el pintoresco mercado llama a gastar suelas y meterse por sus calles. Los turcos regentean los comercios desde adentro y a veces desde la vereda. Saborear un kebab en este barrio es un lujo ya que aquí nació este exquisito bocadillo. Una recomendación: el restaurante Hasir, hoy una franquicia con decenas de locales que empezó con un sucucho donde entraban seis personas. Otro rubro y sólo para valientes: meterse en una peluquería turca donde el corte sale 10 euros, tardan 5 minutos y salís con un raro peinado nuevo.
A orillas del canal Landwehrkanal, nos recibió con granizo y olor a especias el Türkische Markt (Mercado turco) que se celebra todos los martes y viernes. Este mercado al aire libre no abre, se celebra y es una verdadera fiesta para los sentidos. Se consiguen desde telas, víveres, frutas, verduras y hasta las más deliciosas comidas turcas. Recomendamos el gözleme (crepe) relleno con acelga.
En el mercado hay vendedores turcos y alemanes, y la diferencia de sus movimientos es notable. Los turcos están siempre a los gritos tratando de atraer clientes y se les puede regatear –más llegando al horario de cierre del mercado, por lo general no quieren volverse a sus casas con mercadería-. Un vendedor alemán jamás va a ponerse a negociar un precio, si un cartel dice que la miel vale dos euros son dos euros y punto. Además, nunca va a gritar para vender, puede que no haya vendido nada pero él allí está, esperando sin prisa al cliente.
Este barrio es conocido por su amplia oferta cultural y contracultural. Künstlerhaus Bethanien, un antiguo hospital -1847- concentra parte de esta oferta. Arquitectónicamente hermoso y reciclado por los ocupas luego de su cierre fue reconvertido en centro artístico-cultural. Tiene una agenda que invita a talleres de teatro, exposiciones y conciertos. Perderse por sus pasillos es más que recomendable. Lo malo: si te perdés mucho el tour se termina ahí.
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Sachsenhausen: un tour terrorífico pero necesario
En una ciudad que respira historia y en la que se encuentran memoriales a cada paso, recorrimos el campo de concentración Sachsenhausen: una visita obligada para entender una parte nefasta de la historia del siglo XX y así ejercitar la memoria.
Cada paso dentro de Schsenhausen es necesario para entender el funcionamiento del campo -no así lo que fue la perversión humana en su máximo esplendor-. Nos paramos en la Plaza del Recuento donde formaban los prisioneros tres veces al día para ser contados. Cuando faltaba uno en el recuento este se convertía en una tortura con frío y lluvia. Entrar a los barracones, ver las camas e imaginarse que en una pequeña cama entraban hasta tres prisioneros pone los pelos de punta.
En este campo de concentración fueron asesinados prisioneros políticos, judíos, homosexuales, testigos de Jehová, gitanos y negros. Primero fueron explotados laboralmente, algo que contrasta con la frase en hierro forjado de la entrada al campo: “Arbeit macht frei”, el trabajo libera. Escuchar las historias de la casa de los comandantes donde planificaban los operativos de exterminio y “entender” que las cámaras de gas empezaron a funcionar aquí para no afectar la psiquis de los asesinos es tremendo.
Fassbender & Rausch: el paraíso del chocolate
Desde 1918 Fassbender und Rausch se convirtió en una chocolatería berlinesa altamente recomendada. Tiene monumentos de la capital alemana hechos en chocolate, además del Titanic, autos y aviones. En la planta alta del fastuoso local pueden sentarse a tomar un rico café con alguna torta chocolatosa. Un espectáculo no apto para diabéticos.
¿Dónde? Charlottenstraße 60.
La mejor hamburguesa de Berlín
No todo son salchichas alemanas en la viña del señor. Burgermeister –Oberbaumstrasse 8– es un puesto callejero ubicado bajo las vías del S-Bahn que si te dejás llevar por las apariencias lo más probable es que sigas de largo. Pará, yo sé lo que te digo. Ideal para cuando volvés de hacer el tour de la East Side Gallery.
East Side Gallery: el Muro convertido en arte
La mayor y mejor parte conservada del muro con 103 murales y más de un kilómetro convertido en galería a cielo abierto más grande del mundo. Allí, decenas de artistas de todo el mundo dejaron su huella. La sensación que nos quedó es que tiene más valor simbólico/sentimental que artístico.
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Arte sobre el Río Spree: la Isla de los Museos
Allí se destaca el Museo de Pérgamo, único porque es un museo hecho al revés, primero se traen tres trozos de arquitectura antigua de Asia Menor y alrededor de eso se hace el edificio. La puerta del mercado romano de Mileto es la obra más grande guardada en un museo. Tiene 30 metros de ancho por 18 de alto y la puerta azul de Babilonia tiene más de 100mil ladrillos originales.
Cerca del Pérgamo está el Museo Nuevo (Neues) donde está el busto de Nefertiti. En la sala no se puede sacar fotos ni hablar. Hay cámaras y dos guardias de seguridad custodiando el busto. Hablamos con las miradas, estamos ante una belleza del arte egipcio. Cerca se puede apreciar un busto de Nefertiti hecho en bronce que se puede tocar y donde se distingue la perfección de esta escultura, pasar la mano por el cuello y sentir las vértebras es impresionante.
Checkpoint Charlie
El Checkpoint Charlie es uno de los puntos más conocidos de la Guerra Fría, donde se encontraba uno de los cruces más importantes entre Berlín Este y Berlín Oeste. Aunque la construcción original fue demolida, el sitio cuenta con una reconstrucción del puesto de control y un museo que relata la historia de la división de la ciudad.
Les recomendamos que también lean esta info sobre qué ver en Berlín de los chicos del blog Viajando Existo 🙂