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Avignon: mucho más que una canción infantil

Avignon: mucho más que una canción infantil

A orillas del río Ródano y en el corazón de la Provenza francesa se encuentra una ciudad amurallada de cuento que fue residencia papal en el medioevo durante casi un siglo. Te contamos qué hacer en un día en Avignon, sur de Francia.

Debo confesar que Avignon o Aviñón fue una ciudad discutida a la hora de armar el itinerario ya que teníamos “miedo” de llegar y de toparnos con un gran puente repleto de personas al compás de música alegre donde “todos bailan, todos bailan”, y nada más. Pero afortunadamente hay más que baile.

¿Cómo llegamos a Aviñón?

Desde Nimes en tren en un viaje de una hora y pocos minutos. También es muy fácil llegar desde el sur de España, y desde Londres a través del Eurostar sin necesidad de pasar por París. Así es, hay un tren directo desde Londres a Aviñón.

Les recomendamos que compren los tickets de tren en la web de Omio. Se pueden comparar tarifas de bus, tren y tiempos de viaje.

Avignon Pass

Este es un datazo. Es importante solicitar el Avignon Pass que es gratis y se activa pagando la tarifa plena de la primera atracción donde te sellan el pase y a la siguiente visita ya se aplica el descuento. Importante: un pase lo pueden compartir hasta cinco personas.

¿Dónde dormimos en Avignon?

Hotel de l´Horloge1 Rue Félicien David-, un cuatro estrellas estratégicamente ubicado a metros del Palacio de los Papas. Con habitación cómoda aunque algo pequeña superó nuestras expectativas. ¡Como al otro día salíamos muy temprano nos perdimos el desayuno! Algo que vamos a recordar el restos de nuestras vidas -con tono trágico-, por eso tratamos de no viajar tan temprano de ciudad en ciudad.

Ahora vayamos a los imperdibles de la ciudad en 24h.

El Palacio de los Papas

Si te gusta la historia y/o la arquitectura la visita obligada es el Palacio de los Papas, el palacio gótico más importante del mundo que empezó a construirse en 1335 y se terminó veinte años después, y que fue la residencia de los sumos pontífices durante el siglo XIV. Para llegar tuvimos una caminata de diez minutos desde el hotel donde la fragancia a lavanda y oliva brotan entre los locales de souvenirs.

La primera impresión del Palacio es la de una edificación enorme y fuerte por donde se la mire, una fortaleza con paredes y techos altísimos que parecen no tener fin. Este “monumento” es uno de los diez más visitados de Francia y a él llegan más de 700 mil turistas por año.

Hay que ir con tiempo porque tiene 25 lugares para recorrer entre salas de ceremonias, la tesorería, capillas, claustro, entre otros. Para que se den una idea de lo enorme del palacio, la Gran Capilla tiene 52 metros de largo por 20 de alto. Aquí se celebraba la ceremonia de coronación del nuevo Papa, por ejemplo. Una audioguía disponible con diez idiomas que cuenta la vida de los Papas y la construcción del Palacio hacen la visita más informativa y te hacen retroceder varios siglos. A partir de diciembre del 2017 se fortaleció el recorrido multimedia con un nuevo sistema de tablets táctiles: el histopad. Esta parece ser la herramienta de muchos museos de Europa y está bueno porque con los tiempos que corren solo la audioguía queda demodé.

El Palacio combina todo lo histórico del siglo XIV y exposiciones temporales de artistas contemporáneos. En septiembre del 2017 disfrutamos de la muestra “les Eclaireurs”, arte contemporáneo africano, en donde nos llamó la atención un enorme gorila hecho con distintas piezas de metal. Interesante y raro a la vez ya que pensamos que en un lugar religioso no iban a darle espacio a nuevos artistas. Algo de prejuicio quizás.

El Puente de Avignon

Después de una buena dosis papal fuimos hasta el famoso puente, ese que nuestros viejos nos repitieron hasta el cansancio y que nos quedó grabado a fuego en forma de canción infantil. Al bajar la espuma de la emoción y la regresión a la infancia nos dimos cuenta de que el puente que en realidad se llama Saint Bénezet no es algo de otro mundo, aunque sea Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Construído en la misma época que el Palacio de los Papas fue arrasado varias veces por las crecidas del Ródano -conserva 4 de los 22 pilares originales-. A ver, son esos lugares a los que hay que ir aunque con menos expectativas. Lo mejor: subir al mirador que hay cerca del puente. Son unos cuantos escalones que valen la pena para disfrutar del Jardín del Rocher des Doms, que ofrece una hermosa vista panorámica sobre el valle del Ródano. Súper recomendado ver el atardecer en este pulmón verde, y si es con un vinito en la mano, mejor.

La Hora del Almuerzo

Pasado el mediodía e invitados por la Oficina de Turismo de Aviñón fuimos hasta Le Vintage, un restaurante rankeado en el top 30 entre 500 lugares para ir a comer en Aviñón, según Tripadvisor. En este restaurante es todo es de excelente calidad y tienen un menú ejecutivo por 16 euros que es una locura e incluye entrada, plato principal y postre, la bebida se paga aparte aunque se puede elegir agua que es gratis.

Elegimos una gran mesa comunitaria con sillas altas en un salón con piso de madera, paredes de colores oscuros, mesas pequeñas muy juntas entre sí, una máquina de escribir Olivetti en un rincón y una Singer un poco más lejos refuerzan y decoran el concepto de lo vintage. En síntesis, gran lugar, mejor atención y excelente comida en un sitio frecuentado mayoritariamente por locales. Vayan, vayan, vayan y pidan vino de la casa, queda en la calle Galante 10.

Tren Turístico de Avignon

Lo bueno de Aviñón es que al ser una ciudad pequeña queda todo a mano y la mayor parte del recorrido “obligatorio” se puede hacer a pie aunque hay transportes “alternativos”. Así es que nos metimos entre callejuelas adoquinadas donde hay barcitos y tiendas de souvenirs hasta llegar a la plaza que da a la parte de atrás del Palacio de los Papas. Vale la pena detenerse un rato a escuchar a una cantante de ópera, a un músico callejero o simplemente observar a una estatua viviente.

Desde esa plaza sale el tren turístico de Aviñón, una manera interesante y diferente de recorrer la ciudad si tenés poco tiempo. El trayecto dura unos 40 minutos y recorre plazoletas, jardines, el Palacio de los Papas, etc. Incluye audioguía con 10 idiomas y sale cada media hora. Si tienen tiempo pueden alquilar bicis a pulmón y de las eléctricas para los más vagos.

Paseo en Barco por el Río Ródano

Si quieren descansar una horita y dejar que la brisa les acaricie la cara hay una buena opción: un paseo en barco por el río Ródano. Salimos del embarcadero Mireio, muy cerca del centro de Aviñón e iniciamos un recorrido por Rocher des Doms y el famoso puente de Aviñón, a la vuelta descubrimos la Torre de Phillipe le Bel de Villeneuve lez Avignon por la módica suma de 11 euros -adultos- y 2 euros -niños de 2 a 8 años-. Además, la empresa ofrece cruceros a las ciudades de Arles y Tarascon.

Increíble tantas cosas diferentes en tan pocas horas aunque quedaba más. Después de un descanso relámpago y una ducha y con el tiempo contado fuimos a cenar a Le 46. Más decoración y platos con formas raras que sabor en la comida, buen servicio aunque condicionado por nuestro poco tiempo -en menos de 40 minutos teníamos que estar en el Palacio de los Papas-. Lo mejor de la cena fue el vino tinto. De haber sabido repetíamos el lugar del almuerzo, y eso que estaba muy bien posicionado en Tripadvisor, todo puede fallar…

Show de luces y sonido “Las luminicencias de Avignon”

Con el pato en la garganta fuimos hasta la Corte de Honor del Palacio de los Papas a ver el show de luces y sonido “Las luminicencias de Avignón”, un espectáculo 360 grados que hace un mapeo de imágenes en 4 paredones. El espectáculo cuenta la historia de la ciudad y realmente nos puso la piel de pollo. Lo más loco fue el poder de las imágenes porque mucho no entendimos ya que estaba todo en francés -algo que deberían mejorar-. Algo nos había adelantado mi hermana que un par de años antes había estado en Francia por trabajo. Esa fue la frutilla del postre y la mejor manera de darnos cuenta que Aviñón es mucho más que un estribillo pegadizo de una canción infantil.

Un comentario

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