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¿Cuáles son los platos típicos de la costa amalfitana?

¿Cuáles son los platos típicos de la costa amalfitana?

En este viaje largo de seis meses tenemos la suerte de estar la mayor parte del tiempo en Italia, uno de los países con la mejor gastronomía mundial. Es por esto que antes de llegar a un lugar nuevo, lo primero que hacemos es buscar cuáles son los platos típicos y después vienen los atractivos turísticos, nos tira mucho el morfi y alguna que otra vez nos desviamos de la catedral a la que íbamos para ir por un panino.

Apenas llegados a Italia, el dueño del airbnb donde nos alojamos la primera semana nos dijo “si afuera del restaurant hay fila, el lugar es bueno”. Los italianos tienen un paladar muy exigente y la comida es una parte muy importante de su vida cotidiana, comer bien es un ritual. Es muy común tomar un excelente café en un palacio y en un bar de mala muerte, la vara es alta para todos.

Ya desde chicos entrenan el paladar para distinguir entre docenas de aceites de oliva, acetos y panes que son manjares. Algo que nos llamó la atención es la calidad de la pastelería y que no se reserva para eventos importantes: siempre te vas a cruzar con un tano con una bandeja de masas finas que en Italia se venden como las facturas en Argentina.

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Nápoles: La mejor pizza margheritta y la sfogliatella más sabrosa de Italia

Al explorar la costa amalfitana, recomendamos arrancar por Nápoles para probar la mejor pizza Margherita del mundo en “L´antica pizzeria da Michele”, inmortalizada gracias a Julia Roberts en la película “Comer, Rezar, Amar”. Aquí, desde 1870, solo se venden dos sabores: margherita (tomate, muzzarella di búfala y albahaca) y la marinara (tomate y ajo), no pidas otra cosa porque no hay.

Vayan con tiempo porque la fila para ingresar es muy larga pero avanza rápido. El día que fuimos el flaco de la entrada estaba medio cruzado y se carajeaba con los compañeros que estaban dentro del boliche, sin dudas un espectáculo aparte.

El premio es entrar en una pizzería de barrio con mesas de madera, paredes color crema, manteles de papel, algunos cuadros de famosos, vasos descartables y bebidas en botellas grandes de vidrio. De fondo el horno pizzero a leña completa la escenografía con mozos frenéticos que van y vienen con bandejas llenas de amor en forma de pizza.

Ahora lo dulce, irse de Nápoles sin comer un babá al rhum y una típica sfogliatella napolitana es casi un pecado. Doy fe de que las delicias pasteleras originarias de Nápoles son más ricas in situ. Las probé en Roma y no eran iguales. Para los que no saben, las sfogliatelle son unos dulces italianos con una masa milhojas crocante rellena de ricotta con trocitos naranja, una delicia! Las mejores y las más tradicionales se compran en Sfogliatella Mary, un puestito adentro de la Galería Humberto I que ofrece especialidades de la pastelería napolitana y, obvio, van a tener que hacer fila para retirar su recompensa. Nos pedimos un paquetito para llevar con una sfogliatella y una zeppola y fuimos directo a relajarnos a la habitación del hotel De Gasperi 55. La habitación tiene una cafetera con cápsulas, divino!

Sorrento: Gnocchi alla Sorrentina y spaghetti alla Nerano

Me gusta cocinar y me encanta comer aunque no soy ninguna chef! Además, de tanto mirar “Chicas Express” y “Cocina Fácil” en Utilísima satelital cuando era una niña me recibí de improvisadora profesional jajaja

Viajando por Italia me di cuenta de que la cocina italiana es simple, pero el toque que la hace única es la combinación de pocos ingredientes y la forma de cocinarlos. Suena fácil aunque hay que tener mano para lograrlo. Ah! Y por supuesto la materia prima que es de una calidad suprema.

Gracias a Mónica del hotel Villa Rosa Sorrento conocimos los gnocchi alla sorrentina. Una noche que no paraba de llover y no sabíamos si ir al supermercado o arriesgarnos a ir en búsqueda de un restaurante posiblemente cerrado por ser temporada baja. Mónica tocó a la puerta de la habitación y se apareció con dos cazuelas de esta especialidad sorrentina. Muy simple: gnocchi con salsa de tomate y albahaca y muzzarella gratinada. Simple, pero una combinación perfecta y qué mejor que un plato de comida casera. Nobleza obliga, antes se apareció con jamón crudo, focaccia, muzzarella di búfala y un vino tinto local! Gran recibimiento!

Mónica que habla en italiano con un dejo de portugués nos recomienda que tomemos un bus hasta Nerano exclusivamente para comer spaghetti alla Nerano. Este plato es simple para describirlo: spaghetti con una salsa de cebollas con zucchini que se fusionan formando una especie de crema. Apasionada de la cocina, Mónica nos confiesa que este plato solo lo saben hacer los que viven en Nerano y que se puede comer en Sorrento pero no es lo mismo.

Por desgracia nos quedamos con las ganas por falta de tiempo, llegar hasta el restaurante era hora y media y preferimos invertirla en una caminata por el centro de Sorrento. Además, en enero el 90% de los restaurantes están cerrados así que no quisimos arriesgarnos sin tener la certeza de que esté abierto.

Si te tentaste y querés saber más sobre la costa amalfitana, lee el post Itinerario y Recomendaciones para viajar a la Costa Amalfitana

Invasión de cítricos y la famosa delizia al limone

Algo que nos llamó la atención cuando llegamos a Sorrento es que las veredas están inundadas de miles de árboles de naranjas que están al alcance de todos. Antes de viajar a la costa amalfitana no comía frutas, ni siquiera las básicas como naranja y manzana. Sigo sin hacerlo pero aquí descubrí el sabor de las mandarinas y de las naranjas rojas, un tipo de naranja del que parece que brota sangre de su interior.

Durante los días en estos pueblitos no rechacé ningún jugo de naranja en los desayunos y me llevaba un par de mandarinas que nos daban en el hotel La Divina Amalfi Coast de Praiano para tener a mano por si nos agarraba hambre al recorrer Praiano y Amalfi. La invasión cítrica se había apoderado de mi.

Como les dijimos antes, viajamos en temporada baja y, salvo en Nápoles, el 90% de los bares y restaurantes estaban cerrados y los pocos que encontrábamos abiertos nos querían matar con los precios y sentíamos que no valían la pena, quién paga una ensalada César medio pelo 15 euros?.

No queríamos irnos de la costa amalfitana sin probar la delizia al limone pero en cada barcito no bajaba de los 5 euros y la pinta no era la mejor. Quizás a alguno no les parezca mucho pero para ese momento llevábamos más de cuatro meses en Italia y teníamos el termómetro antichoreo activado.

Llegamos a Salerno y el panorama gastronómico había mejorado: un 60% de los bares y restaurantes apróx. estaban abiertos. Así comenzó la búsqueda de la delizia al limone. Preguntamos en los bares y pasticerie sin suerte.

Casi desesperanzados y sin poder creerlo seguimos en la búsqueda de ese dolce, una de las cosas que hay que probar en el lugar donde fueron creadas. En otro lado o pierden su magia o simplemente no las hacen igual.

En la recorrida por una de las avenidas principales llegamos a un pasticeria, preguntamos y nos dijeron lo de siempre hasta que una señora que estaba esperando ser atendida nos dijo que vayamos a “Dolceria Pantaleone”.

Así llegamos a una de las mejores pasticerie de Salerno, un local muy antiguo con todos los muebles de madera, algunos premios en la pared y una vidriera que informaba su fecha de fundación: 1868. Cientos de bombones decoraban las vidrieras del viejo local por donde pasaron entre otros, Juan Pablo II, la Reina Margarita, Bill Clinton, Gorbachov y Giuseppe Garibaldi, uno de los artífices de la unificación de Italia.

Siendo la última alternativa ya no importaba el precio que para sorpresa era de 3 euros, el equivalente en precios romanos a dos chocolates Lindt o a doce botellas de agua mineral. Bueno, basta de precios! La delicia al limón estaba espectacular! Una de las heladeras del salón estaba llena de torta cassata siciliana, bizcochuelo relleno con crema de ricota decorado con masapán y frutas glaseadas, lo pensamos y no nos convenció.

¿Hay alguna combinación mejor que la pasta y el bacalao?

Otro pendiente era comer pescado y frutos de mar, especialidad de la zona y como Salerno pintaba con más movida, a pesar de que los restaurantes que nos recomendó Francesco del Elegant B&B Vicolo Storico estaban todos cerrados, había algunos con el cartel de “aperto”.

Para disfrutar de nuestra última cena amalfitana hicimos una larga recorrida, googleamos y leímos varias reseñas en TripAdvisor. Así fue como encontramos “Mamma Rosa Ristorante” que se destaca por sus precios y excelente comida casera.

Así fuimos hasta una esquina algo oscura a una trattoría decorada con cuadros con dibujos de peces, una gran pizarra negra donde se destacan los platos con bacalao, sillas de plástico verdes y blancas, mesas con manteles en distintos tonos de azules y paredes blancas todo en composé a la temática del mar. De fondo se escucha la tele donde pasan un partido de calcio.

Pedimos dos platos generosos de pacchero al baccalà, agua con gas, bruschetas con aceite de oliva y como digestivo dos copitas de limoncello, por supuesto. Todo por 30 euros. Más que recomendable. Con el estómago lleno y tambaleando por las onduleantes veredas de Salerno volvimos hasta el alojamiento ya en modo nostalgia.